Entre los romanos
y los bizantinos, era considerado un privilegio llevar los pies calzados, y existían normas muy estrictas al respecto
De manera
que, mientras las
botas eran de uso privativo de los caballeros ricos y poderosos, mientras que el
zapato bajo estaba reservado al pueblo llano. De ahí nació la expresión ponerse las botas,
utilizada para poner de manifiesto el progreso de quien, por
virtud de un golpe de fortuna, accedía al uso de las botas.
En
la actualidad, el dicho ha adquirido un valor intencional, quizá debido a
las personas que tealizan actos poco lícitos, como comer sin control.
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