Heidi Hankins no es una niña normal. Con tan solo dos años sabía leer, sumar y restar, sin que nadie le hubiese enseñado, casi por instinto propio. Con cuatro años de edad la niña tiene un cociente intelectual (CI) de 159, prácticamente el mismo número que llegó a tener el científico Albert Einstein o Stephen Hawking. El promedio de un adulto normal es de 100.
Al observar las capacidades de la niña, sus padres percibieron que no desarrollaba las mismas habilidades que los niños de su edad. Iba mucho más allá.
Su padre, Matthew Hankins,afirma que "comenzó a realizar intentos para hablar desde el mismo minuto en que nació, aunque obviamente no podía verbalizar nada". "Cuando empezó a hablar, antes de cumplir un año, utilizaba oraciones completas", asegura.
El presidente ejecutivo de la asociación internacional de
superdotados, Mensa, entre los signos de un niño superdotado
se encuentran la memoria poco común, aprender a leer a temprana edad,
tener una relación de cierto rechazo hacia otros niños y estar
constantemente haciéndose preguntas.
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