¿Alguna vez os habéis preguntado por qué explotan las palomitas de maíz? Pues bien, esto sólo ocurre en un tipo especial de maíz, conocido como “maíz reventón”.
Cada uno de los granos contiene una cantidad relativa de agua en su núcleo y se mantiene allí dentro por mucho tiempo debido a que la capa que lo rodea, llamado pericarpio, es muy dura y evita que salga de la semilla.
Cuando estos granos se calientan a altas temperaturas el agua que está dentro en su interior comienza a hervir hasta que se convierte en vapor, pero la corteza exterior es sumamente fuerte y se resiste para que el vapor contenido no se escape. Cuando esta presión es demasiado intensa, el grano explota con tal energía que da la vuelta al grano y el núcleo se convierte en espuma, dando la forma de una palomita bien cocinada.
Pero, ¿qué pasa con esos granos que se quedan en la base del recipiente, solos y desamparados? Estos granos que no revientan hay dos explicaciones: o no tenía suficiente agua o simplemente estaban agujereados.
Fue en 1912 que las palomitas comenzaron a popularizarse dentro de los cines, lo que fue una muy buena decisión, pues antes de eso eran servidas en el desayuno con azúcar y crema.
¿Os imagináis el susto que se llevaría el que descubrió este fenómeno?
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