El politono "marimba" fue el causante de algo excepcional: detener un concierto de la mismísima Filarmónica de Nueva York. Esta inconfundible melodía cobró protagonismo en la sala hasta que el director, Alan Gilbert detuvo La Sinfonía de Mahler número 9.
Os preguntaréis quien era el dueño de dicho artilugio, se trata de un ejecutivo de 60 años, que no ha querido ser identificado, amante de la música clásica que no fue consciente de que era el suyo hasta que el director de orquesta ordenó parar el concierto.Pero no se trataba de una llamada, sino que era la alarma que suena aunque esté apagado.
Una vez detenido el concierto, el director de orquesta se dirigió al propietario del teléfono y le dijo: "¿Podría usted admitirlo? Esta bien, simplemente apáguelo. ¿Ya está apagado?", tras asentir con la cabeza, el público aplaudió y el concierto prosiguió sin ningún problema.
La interrupción de un concierto en la Filarmónica de Nueva York nunca se había producido en sus 170 años de historia. El propietario del dispositivo tuvo la oportunidad de disculparse personalmente al director.
A pesar del avance de las nuevas tecnologías, deberíamos detenernos a admirar el arte en todas sus expresiones que tanto enriquece nuestra cultura.
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